miércoles, 26 de marzo de 2008

El plebeyo desencantado


Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristocratas y adinerados señores habian llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejercitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.


Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenia mas riqueza que amor y perseverancia. Cuando le llego el momento de hablar, dijo: "Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estare cien dias sentado bajo tu ventana, sin mas alimentos que la lluvia y sin mas ropas que las que llevo puestas. Esa es mi dote..."


La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidio aceptar: Tendras tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposaras".


Asi pasaron las horas y los dias. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas.


Sin pestañear, con la vista fija en el balcon de su amada, el valiente vasallo siguio firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habian comenzado a planear los festejos.


Al llegar el dia noventa y nueve, los pobladores de zona habian salido a animar al proximo monarca. Todo era alegria y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atonita de los asistentes y la perplejidad de la joven princesa, se levanto y sin dar explicacion alguna, se alejo lentamente del lugar


Unas semanas despues, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño lo alcanzo y le pregunto que fue lo que te ocurrio? .. Estabas a un paso de lograr la meta... Por que perdiste esa oportunidad?... Por que te retiraste?...


Con profunda consternacion y algunas lagrimas mal disimuladas, contesto en voz baja: "Si ella no me ahorro un dia de sufrimiento... Ni siquiera una hora, es porque no merecia mi amor".


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